JUANA VALLEJOS

 

 

            Se dice -y es cierto- que, detrás de un gran hombre, siempre suele haber otra excepcional mujer. Por esa razón, si en estos momentos, nosotros dijésemos que íbamos a decir algo de Juana Vallejos y Martínez, la mayoría de ustedes, estamos seguros, dudarían de quién se trataba realmente; sin embargo, si decimos que esa mujer fué la esposa de Francisco Salzillo y Alcaraz, esas dudas desaparecen inmediatamente.

 

            De Juana Vallejos (que tanta influencia tuvo en la vida y obra de Salzillo), poco se sabe, a pesar de ser la mujer que Dios puso en el camino de un hombre del talento artístico de Salzillo, para que juntos compartieran la vida y el trabajo, única forma de que nosotros, en nuestros días, aqui, podamos venerar y admirar la Suprema Belleza Dios, la Virgen y los Santos, conforme la intuyó el genial artista murciano, sin duda, a través de un soplo divino.

 

            Por todo ello, en esta ocasión, en desagravio, queremos rendir un homenaje de admiración y respeto a esta mujer, en base al cual vamos a dar unos breves rasgos biográficos.

 

            Juana Vallejos y Martínez (también conocida como Juana Taibilla), nació en Murcia y fué hija de  Bernabé Vallejos Taibilla (platero y Jurado del Ayuntamiento de nuestra Ciudad), y de María Martínez. Siempre vivió en el hogar paterno, sito en el Barrio de San Andrés de la Capital murciana, en el que ambos jóvenes tuvieron la oportunidad de conocerse, ya que en esos años, no hay que olvidarlo, Salzillo, con cierta periodicidad, acudía a dicha barriada, en la que tenía su sede -y la sigue teniendo- la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, debido a las relaciones que él mantenía con la misma, tanto personales como profesionales.

 

            Después de un corto noviazgo, cuando ya está avanzado el año 1.746, la pareja decidió contraer matrimonio canónico, cuya ceremonia celebran en la Parroquia de Santa Catalina de Murcia, teniendo lugar la Misa de Velaciones el día 13 de Noviembre de dicho año, que oficia el Rvdo. Patricio Salzillo y Alcaraz, actuando de padrinos José Vallejos y Martínez (conocido como José Taibilla) e Inés Salzillo y Alcaraz, todos, hermanos de los contrayentes.

 

            Los nuevos esposos fijan su domicilio en la casa de los padres de Salzillo (Vicente Domingo Nicolás Salzillo Gallo e Isabel Alcaraz), hasta que decidieron marchar a la adquirida con posterioridad en la Calle Vinader num. 6 (muy próxima a la anterior), que reunía mejores condiciones de habitabilidad y posibilitaba la ampliación del taller de trabajo, en el cual, Salzillo, después, realizaría la parte más sobresaliente de su obra.

 

            El matrimonio tuvo 17 años de duración (1.746 a 1.763), naciendo en él los siguientes hijos:

            1) Catalina de Rizis Librada Margarita Francisca Juana Isabel María Salzillo Vallejos, bautizada el 22 de Julio de 1.748 en la Parroquia de San Bartolomé de Murcia, y fallecida  a los pocos meses de su nacimiento.

            2) Nicolás Ignacio Evaristo Judas Benito Rafael Francisco Bernabé Salzillo Vallejos, nacido el 26 de Octubre de 1.750 y fallecido el 10 de Julio de 1.751.

            3) Maria Fulgencia Gertrudis del Corazón de Jesús Salzillo Vallejos, (única hija que sobrevivió a sus padres), que nace en Murcia el 16 de Enero de 1.753, y fallece en la circunscripción territorial de la Parroquia de San Juan Bautista de Murcia, el día 30 de Diciembre de 1.829, cuando tenía 77 años de edad. Ésta, casada con Salvador Alberto López Nuñez, tuvo dos hijos: Mateo José y María de los Dolores López Salzillo (ambos, únicos nietos de Salzillo). El primero contrajo matrimonio con María Francisca López Jiménez, y la segunda, lo haría con Agustín Braco Meseguer.

 

            Juana Vallejos, cuando sus obligaciones domésticas se lo permitían, solía acudir al taller de trabajo, a fín de acompañar a su esposo durante algunas de las muchísimas horas que diariamente pasaba en el mismo, además de prestarle pequeñas ayudas; unas veces, en los trabajos propios del artista, otras, posando como modelo, sobre todo, cuando él tenía que tallar alguna  imagen de mujer, y en concreto de la Virgen. Por esa razón, no es der extrañar que Francisco Salzillo, para esculpir su inigualable Virgen de los Dolores (Dolorosa), se inspirara en su propia mujer, como así parece corroborarlo el siguiente hecho: Que Mateo José López Salzillo (nieto de Salzillo y casado en 1.851, como ya hemos dicho), en diferentes ocasiones dijera a familiares y amigos que iba a “ver a su abuela” a la Procesión de la Cofradía de Jesús, que desfila en las mañanas de Viernes Santo.

 

            Juana Vallejos y Martínez fallece en Murcia, en las circunscripción de la Parroquia de San Pedro Apostol, posiblemente, en su domicilio conyugal, al estar éste dentro de su ámbito jurisdiccional, el día 20 de Noviembre de 1.763, cuando a la sazón, Francisco Salzillo tiene 56 años de edad, y su hija Maria Fulgencia, diez años.

 

            Su sepelio tuvo lugar en la Parroquia de San Miguel Arcangel de esta Capital, y su entierro en la Iglesia del Convento de Madres Capuchinas, (en aquél entonces perteneciente a dicha Parroquia), donde reposan sus restos mortales, aunque dicho Convento, en nuestros días, esté ubicado en el Paseo del Malecón.

 

            A continuación, por su indudable valor histórico, reproducimos literalmente el Acta de Enterramiento de Juana Vallejos. Dice así:

 

  “Que en Libro 4 de Entierros correspondientes a las fechas comprendidas entre el 6 de diciembre de 1.747 y 15 de diciembre de 1.768, a los folios 182 vuelto, 183 y 183 vuelto, aparece el siguiente asiento: “Dª Juana Taibilla, en Capuchinas.- Murió en la Parroquial de San Pedro y enterróse en la Iglesia del Convento de Madres Capuchinas, sita esta Iglesia en territorio de esta Parroquial de San Miguel, oy veinte y uno de noviembre de mil setecientos sesenta y tres; Dª Juana Taybilla, muger que fuede Dn Francº Salzillo; cuyo recibimiento y entierro, se hizo, en esta Iglesia del referido Convento, con la Cruz, Cura, Sacristán y Clérigos de esta Parroquial, hasta dejarla enterrada en la boveda de esta Iglesia, precedido antes el nocturno y vigilia, y Misa y en todos los referidos actos presidió en el coro .... que havia dispuesto en el Cuerpo de esta Iglesia, para el referido fin, y tambien para la Comunidad de Nto. P. Sn Francº que con licencia del Sr. Cura actual, asistió interpolada con los eclesiásticos; el referido Sr. Cura, a quien le pertenece esta presidencia, por costumbre antiquísima, y observada en este y otros entierros, que a havido en la Iglesia de este Convento, y por haberlo practicado así, sus antecesores, como consta, en los motes de los libros de Entierros, del Archivo de esta Parroquial: los eclesiásticos que asistieron a este entierro, fueron los siguientes = El Sr. Dn Francº Joseph Gil Miñano, Cura ppº de esta Parroquial =Yo como Theniente del Cura, que firmo abajo = Dn Gerardo López, presvitero, Dn Pedro Marin, Dn Francº Guillen y Dn Alejandro de Jodar, así mismo presviteros y este ultimo cantó la Misa de cuerpo presente, por orden de este Sr. Cura con la asistencia además de los Diaconos que fueron dos, de los ya nombrados, de dos acólitos que lo fueron Dn Andres Jimenez, y Dn Miguel Bernal, que también asistieron a dicho entierro, el que yo como tal Theniente, hice con la capa y estola de esta Parroquial, desde que salí de mi Iglesia, con la Cruz de ella, y demás como ba dicho, en forma de Comunidad y Parroquia, en el modo regular, y de esta suerte entramos en dicha Iglesia, hizimos el entierro referido hasta su conclusión integra; y con el mismo Orden, Cruz, Capa y demás nos bolvimos a dicha referida Parroquia, y para que conste los firmo, fecha ut supra.- Dn Joachin de Huerta.- Firmado y rubricado”.

 

            Latentes aún los horrores de esa terrible pérdida, Salzillo se ve envuelto en un enojoso y sorprendente problema: El Sr. Cura Párroco de la Iglesia de San Miguel Arcángel, Rvdo. Francisco José Gil Miñano, interpone una demanda judicial ante el Obispado de nuestra Diócesis, que dirige contra la Madre Abadesa, Madres Capuchinas, Capellanes del Convento de dicha Orden Religiosa y Francisco Salzillo, con la pretensión de cobrar sus derechos parroquiales, por su intervención en las pompas fúnebres citadas.

 

            Después de estos y otros aconteceres, Salzillo vive horas de auténtica angustia y soledad, que logra superar con el vivo recuerdo de las piadosas costumbres de su modélica esposa, y con la indudable ayuda de Dios, que le otorga gran conformidad y resignación cristianas, con cuyas mercedes, en plenitud de ánimo, pudo dedicarse también a su vocación docente, además de haber podido culminar su inmortal obra.

 

            Por todo lo anterior, para terminar, ¡gloria a Francisco Salzillo!, pero también, ¡Loor a Juana Vallejos !.

 

 

 

 

 

                                                           FRANCISCO MOLINA SERRANO es

                                                           Mayordomo de la Cofradía de Jesús

 

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