LA VIRGEN DEL OLVIDO
PEREGRINA A JESÚS
    Anoche vivimos uno de esos ratos que quedarán por siempre en el recuerdo emocionado de cuantos pudimos disfrutar de la Corona Dolorosa de Ntra. Sra. del Olvido hasta la Iglesia de Jesús. Noche de ilusiones, de dudas, de esperanzas, de emociones, noche mariana. Antes de las siete de la tarde empezaron los movimientos, la Virgen tenía que situarse junto a la puerta, la apretada agenda de S. Bartolomé así lo exigía y comenzó la algarabía previa al cortejo, estantes y almohadillas, incensarios y faroles, la cruz parroquial, los pendones, las velas... Mientras, subida a un trono rebosante de belleza y aroma, los alelíes blancos sólo podían incensar, al estilo de la huerta murciana, a tan singular Señora. La Virgen del Olvido magníficamente arreglada para la procesión miraba emocionada desde el dintel de los portones parroquiales el trasiego de gentes que se había congregado a sus pies.
 


    Son las ocho, comienza la procesión. La Cruz Parroquial comienza el cortejo, San Bartolomé y sus dos cofradías hermanas Sepulcro y Servitas, Servitas y Sepulcro, representadas en sus dos pendones mayores caminan hacia el encuentro con la Virgen Dolorosa en la Iglesia de Jesús. Fieles forman dos filas de faroles, gentes que portan velas en sus manos, oraciones que se elevan al cielo al paso del trono de la Virgen entre una nube de incienso. Las callejas estrechas ayudan a envolver la procesión en un cortejo místico, cargado de sabor y religiosidad, a pesar de lo extraordinario del acto. Todo es poco, todo trabajo queda corto para honrar debidamente a la joya, a la Madre que tantos suspiros ha levantado, a la Virgen con el rostro de Dolor más grande y profundo, a nuestra y digo bien, nuestra, porque es de Murcia, la Virgen Dolorosa de la Cofradía de Jesús. En el camino se suceden las paradas, primer dolor, segundo dolor... silencio, devoción palpable, oración.

    La calle Arrixaca nos introduce de lleno en la plaza de S. Agustín, ya al fondo la Iglesia de Jesús muestra sus puertas de par en par, no, no va a salir el Nazareno al encuentro de Murcia el quinto viernes de cuaresma, no, va su Madre al encuentro con El, con el Nazareno de los Nazarenos. Ha atravesado la singular calle de la amargura murciana para encontrarse con el rostro siempre conmovedor y patético de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La Cofradía de Jesús ha dispuesto todo lo mejor de sí para recibir el cortejo, el pendón mayor en la puerta, consiliario presidente, predicador del quinario, junta directiva, camareros y devotos, cofrades y mayordomos, llenan por completo la privativa de Jesús para recibir a la Virgen del Olvido.

    Muy lentamente, con el mimo que se merece el momento, acompañados de las voces celestiales de la Capilla de Canto de Jesús, los estantes siervos de María introducen a su Madre en el joyero de Murcia. Qué momento amigos, qué momentazo, un nudo en la garganta y una emoción palpable inundaba a este que os escribe al dirigir a la Madre hacia su hijo con la cruz a cuestas, qué momento amigos... qué momento. Ya antes de entrar S. Juan al ver venir a la Madre enfocaba con el dedo hacia un lugar de la Iglesia y allí estaba el Hijo y allí va la Madre. ¿Qué puede sentir un mayordomo de Jesús al presentar ante El a su Madre? Emoción, emoción y oración, silencio, sobran las palabras, que hable el corazón, ante El los corazones de piedra se vuelven de carne. Qué momento hermanos, qué momento...
 


    Nos dirijimos ahora hacia la responsable de todo este jaleo con sabor nazareno: la Virgen de los Dolores, surgen los cantos desgarrados de la saeta, flores a sus santísimas plantas, flores moradas también a los pies de la Madre del Olvido. Palabras de amor y cariño del mayordomo presidente de Jesús, "¡qué tendrá la Dolorosa que todos quieren venir a contemplarla"! Pues qué va a tener... Tiene dentro de sí el corazón de Murcia guardado junto a su corazón, tiene dentro de sí las plegarias de nuestros padres y abuelos, generaciones enteras la han admirado y han suspirado... alguien, cuyo nombre no recuerdo, dijo


    "Miré al Ángel y soñé, al Cristo Caído y sentí, Madre cuando te admiré, quise llorar y recé, quise hablar y enmudecí".


    Con el Stabat Mater, la procesión se despide de Jesús. Comienza la vuelta a la Parroquia de S. Bartolomé. Mientras ya en la calle, la Banda de Música interpreta la marcha de Nuestro Padre Jesús y las largas filas de faroles vuelven a formarse para emprender el camino que devuelva a la Virgen a su santa morada. Personas anónimas, muchos foristas, devotos en general, arriman su hombro unos instantes para sentir el dulce peso de la Virgen del Olvido.

    San Pedro espera con sus puertas abiertas de par en par, en una capilla la Virgen de los Dolores escucha el sexto dolor en su honor rezado. No hay dolor comparable al de la Madre Dolorosa.

    En Santa Catalina suena la campanilla, son los auroros, que venidos desde Patiño, desde la pura huerta de Murcia vienen a cantar la salve de auroros a la Señora del Olvido que ya está cerca de su entrada a la Iglesia. La parroquial de S. Bartolomé espera ansiosa la vuelta de la Virgen, alguien en su interior espera en silencio anunciarle una gran noticia, el Ángel Servita, compañero en el infinito Dolor de la Madre de las Angustias, está ansioso por comunicarle a la Virgen la nueva del Sí. Suenan los sones del himno nacional y el trono entre entre aplausos a S. Bartolomé y con ella todos los fieles... en la capilla de las Angustias, adornada y llena de velas encendidas, un nuevo encuentro: el Ángel Servita y la Virgen. En las manos del Ángel un ramo de azucenas, en los labios de María un "Aquí está la esclava del Señor hágase en mí según su Palabra"... Solemnidad de la Anunciación del Señor.

    Se apagan las luces, los alelíes continuarán en el silencio de la noche siendo testigos de la conversación que la Madre ha tenido esta noche con el Ángel, le ha contado todo al detalle, le ha ido diciendo uno por uno todos los rostros que ha visto, todas las oraciones, todos los suspiros... Se apagan las luces sí, pero no los corazones, no los sentimientos, no el recuerdo emocionado de aquellos que hemos tenido la dicha de haber podido vivir este acto tan cargado de belleza, de oración, de respeto, de emoción, de María.

Escrito en el foro de Murcia Nazarena por Benedictus

fotografía  Estrella y Ternura_Colora
 


 

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